Faraway so close, de Alex Llovet (Autoeditado) | por Francisca Pageo
Faraway so close es un fotolibro que es a la vez un mirar hacia adentro y un viaje. Alex Llovet se mira a sí mismo y mira a su infancia y a la de sus hijas no sólo para encontrarse a sí mismo, sino también para vivir la experiencia de lo que implica y significa fotografiar. De este modo, estamos ante un fotolibro autoeditado -se han impreso tan sólo 400 ejemplares, todos ellos firmados y dedicados por el autor- que se convierte en algo de extremo valor para el autor, y que nos hace ver la fotografía como un modo ya no sólo de mirar u observar lo que podemos encontrar, sino también de sentir.
Las fotografías que vemos en este libro son fotografías en las que los puntos de luz, una niña, la hierba, las ramas, la ropa tendida o los huecos entre las arboledas, nos hipnotizan y llenan de una belleza salvaje y atemporal. Aquí el bosque se convierte en un campo de batalla al que volver, al que el propio autor regresa para no sólo encontrarse, sino para de alguna manera purgarse; para enfrentarse a la oscuridad, a la sombra y así hallar un hueco de luz, una aurora que bien sabe plasmar con su mirada y su hacer fotográfico. Esto es lo que el filósofo Martin Heidegger habría llamado lichtung, lo abierto, un posible dejar para que algo llegase a aparecer, llegarse a mostrar. De este modo, no es sin la sombra como podemos hallar los límites y claroscuros que la luz, la mirada y la cámara nos ofrecen, que Llovet nos hace ver de una manera clara y precisa.
En el bosque, Llovet pisa los recuerdos y el porvenir, todo aquello que aún está por suceder. Su mirada es como la de un niño, de nuevo, y juega con la sombra y con la luz, juega con sus hijas y la naturaleza. De nuevo, todo se ve de una manera limpia y sin prejuicios, con inocencia y cierta intuición instintiva que la fotografía tiene en sí misma y que el autor nos hace ver de una manera elegante y bella. Pareciera que el autor quiere jugar también consigo mismo, creando así de alguna manera una especie de aventura en lo que añora y espera de la infancia. Hay cierta desnudez en las fotografías que nos hacen ver este arte de una manera piadosa y confiada, teñida de algo que podemos ver cercano pero que aun así es misterioso y poético. Aquí el paisaje (ya de alguna manera el cómo está editado nos va indicando un cierto recorrido) se nos muestra limpio y asimismo salvaje.
La poética en la que se encuentra Llovet resulta cercana a la poética que podemos encontrar en la literatura. Hay, en cierto modo, un hilo narrativo en este fotolibro que podemos leer con nuestra mirada de manera pausada, sin distracciones, que no podemos dejar de mirar lo que se nos ofrece. Son, sin duda, fotografías en las que encontrarse, con las que permanecer en silencio, en las que podemos apreciar la naturaleza en su aspecto más salvaje pero también ordenado, nada disperso, como si todo lo que ha fotografiado el autor tuviera un cierto orden preliminar.
Llovet es, sin duda, una clara referencia actual en la fotografía española, pues sabe cómo reflejar en ella un modo personal y único, lleno de poesía y lírica; en el que a cada fotografía que vemos suya se nos muestra el atisbo y los filamentos de la luz y toda su implicación en el hacer de la sombra.
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